Ya no hay
espesura; los hilos filomitológicos de Céfiro hicieron su
trabajo.
Ya me quedas sólo tú, y el valor de tu hondura.
Quiero tu imagen accesible, permeable, cualificada.
No quiero la cantidad de la monotonía, sólo quiero tu voz clavada.
Pero permíteme el derecho a sentirme humano y disfrutar de tu mirada penetrante,
constante, dominadora de todas las imágenes.
Quiero tu tiempo, tu vida, tu sangre... y sentirte mía a cada instante.
Ya me quedas sólo tú, y el valor de tu hondura.
Quiero tu imagen accesible, permeable, cualificada.
No quiero la cantidad de la monotonía, sólo quiero tu voz clavada.
Pero permíteme el derecho a sentirme humano y disfrutar de tu mirada penetrante,
constante, dominadora de todas las imágenes.
Quiero tu tiempo, tu vida, tu sangre... y sentirte mía a cada instante.
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