jueves, 27 de diciembre de 2012

Como querer, quiero...

Hasta que no te encuentre, no voy a parar...

Eres la mujer que no existe, el ogro de mis pesadillas y el motivo de mis excitaciones nocturnas, diarias y a cualquier hora de la semana. 

Quiero que digas "no" para que entienda que quieras decir "si"; quiero que te manches la boca al comer, que no te importe el rimel corrido en tus ojos, que chilles cuando te saque de quicio, que me beses y me metas mano cuando te apetezca, aunque pase todo el mundo. Quiero que te rías de mis caídas y me escondas en un portal cuando te dé un calentón. 

Quiero que seas mala y me dejes con las ganas, que me busques cuando no lo espere, que me sorprendas cada jornada. No te quiero encerrada, con sentimientos por desbordar, con lágrimas sin derramar. No me apetece verte opaca ni sudando lamentaciones, quiero que tu carácter me llegue desde la distancia. Que tu entrecejo se arrugue cuando estés enfadada, que tus ojos se desorbiten cuando te alegres por la mañana, cuando me veas entrar por el portal de tu casa o asomar la cabeza entre tus sábanas.

Quiero ver cómo me miras desde el sofá, desde la cama, cómo te tocas el pelo y pierdes la calma cuando no puedes abrir el bote de mermelada. Cuando paseas acelerada, con la boca apretada y la sudadera medio abrochada.

No quiero seguir hundido en mi miseria, ni morirme de la pena si me pierdo tu sonrisa y tus sabrosos ojos de chocolate. No quiero perderme tus ganas, no quiero que se ahoguen las mías.

No voy a parar hasta que me encuentres...

lunes, 13 de agosto de 2012

Palabras trucadas, corazón ingenuo.

No quiero obligar a tus labios a un artificio,
 ni a que me den agua de pozo creyendo que es el mar.

No quiero que mis ojos vean la desidia y las palabras huecas
creyendo que son impulsos eléctricos de tu corazón.

No quiero despertarme con los ojos pegados, lavarlos con tus noticias
y que se vuelvan a llenar de legañas.

Quiero saber de ti, de veras, como las nuevas que no se esperan desde
hace más de un año, y llegan para mariposear tu barriga.

Quiero que normalices tus instintos, pero que sepas penetrar en los
míos, que no se te quede el amor en el tintero, seco y enquistado.

Quiero que mi necesidad sea suficiente para ti. Ojalá te des cuenta y desatasques
mis dudas, ahora, a menudo y no esperes a que llegue un después irremediable.

lunes, 30 de julio de 2012

Sin persianas ni rejas, ahora las ventanas.

Dicen que, entre los nubarrones, los rayos de sol brillan mucho más.

Es cierto, pero te equivocan y dan una falsa sensación de euforia. A pesar de la intensidad, yo solo quiero el cielo despejado, las luces siempre fuertes, los focos de los coches encendidos y tus ojos despiertos. 

Antes me conformaba con esos rayos que veía en la claraboya de mi casa, pero ahora me parecen pocos, ya se me cansó la vista de leer a oscuras, aunque pusiera todo mi empeño. Pasaba las páginas, me enteraba de todo, pero ya ni quiero ni puedo seguir leyendo así.

Quiero que no te dé pereza abrir la ventana un poco más, porque desde fuera yo no puedo; yo lo intento, pero tienes que quitar el cerrojo, que no tiene llave ni clave de acceso. Podría romper los cristales, pero sabes que yo soy un loco, no un vándalo. 

En fin, espero que sigas tirando del cerrojo que se puede abrir, y ya iremos abriendo juntos el que tiene doble candado, por eso de que dos hacen mejor el trabajo de uno. 

¡Ah!, aunque mejor que todo eso, ¡VENTANAS FUERA!

viernes, 27 de julio de 2012

Me basta así

Este es un pequeño homenaje a Ángel González. Un poema que me encanta. Nos encanta.

Si yo fuera Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti; 
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia 
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando  -luego-  callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta

jueves, 26 de julio de 2012

No quiero tus espinas...quiero tus rosas

No quiero recorrer contigo los espinos que me clavas cuando congelas tus palabras. Quiero caminar sin pincharme, porque ya he sangrado bastante.

A veces tus "no" son fríos y ásperos, como un canto de río. Con ellos me atraganto, me asfixio y no respiro. Y hasta el sudor se me hiela el segundo que dura ese brutal monosílabo.

Y no quisiera leer en ese momento, no, pero acabo impregnando mi mente con los cuchillos afilados, toscos, hirviendo que me lanzas. 

Cuando huyes te vuelves parca, cobarde y mortal, y me matas en el mismo instante que tus pasos me dejan solo, con mi música en mi parte, deseando que tú la escuches, aunque no te guste la letra que me sale.

Cuestan las palabras, cuesta el corazón, avinagrado con los salmos más oscuros y negros que me escribes; pero no me cuesta el amor, que toma aire con cada cuchillo de menos que me lanzas, con cada frase de más que me sueltas, con cada estrofa que me entonas, con los "te quiero" a su tiempo, y a destiempo, y sin el tiempo para reponerme de tu renacimiento, de las cenizas resucitadas, de las rosas limpias de las espinas que me clavaste. 

Ya no siento la hinchazón, ni me acuerdo del dolor, pero sé dónde están los rosales, allí no iré jamás.

jueves, 12 de julio de 2012

Casi te desaparezco...

Parecía que se gastaban las páginas, y las letras ya no salían...

Y no podía avanzar porque el terciopelo gris, que es la bruma de nuestras disputas, me impedía el paso.

Y no logré encontrarte, no, no estabas, te sentía, pero me dolía hasta el corazón de pensarte, los dedos de escribirte y las rodillas de agacharme.

Pero rompí todos los argumentos, te encontré donde menos te gusta, en mi llanto, en los recuerdos que tendré, en las calles donde paseamos, en los besos que nos dimos, en tus sueños a media mañana, en la ansiedad de verte entre otros brazos y entre otras bocas... y eso es la muerte misma, sin posibilidad de resucitarte.

 Por aquel 8 de enero, porque no quede en saco roto aquella vez que te quedaste con mi olor y yo me quedé impregnado de tu cordura.

Por eso no quiero ni un minuto que no seas tú, que no sea yo, que no seamos los dos.

viernes, 6 de julio de 2012

Caminos hacia ti, caminos contigo...

Extraño mi patria
que no es esta ni aquella, ni el mundo, ni las calles por donde paso todos los días.
Solo reconozco caminos en tu cuerpo, con su cardus y decumanus...y autopista con peaje, pagado y sufrido al contado.
Las luces de la ciudad ya no me indican la senda, ni los faros de mi coche, solo la inercia me lleva hasta donde te plantas y me esperas, hacia donde me abrazas y te aprieto.
Ya no acabamos en tu cama, sino en todas partes, donde me callas la boca a morreo limpio, donde no corremos los metros que nos separan de mi casa porque nos corremos vivos por el camino, a trompicones, tropezando en cada esquina, golpeando con la espalda cada puerta, y metiéndonos mano hasta en el cielo de la boca.
Y luego, ¿qué pasa?. Ya no hay luego, porque todos los momentos son luego, hoy, nunca ayer, nunca mañana. 

miércoles, 4 de julio de 2012

A las Tres, por decir algo.

Aquí estoy, leyendo poemas de los más grandes, con las babas por los suelos y el corazón poblado de ti.
Te amo. Te espero a las Tres por todas partes.
...a las Tres o antes, cuando tú quieras. Escondida, sin que te vea nadie, a cualquier minuto, hora del día, o de la vida. Todas tus palabras, tus frases, tus gestos... son mi amor, mi nutrición diaria, mi desolación sino las tengo.
Amo lo que eres, amo la que eres, deseo lo que me das, y lo deseo siempre, todo, sin derramar nada.

lunes, 2 de julio de 2012

Para nadie, para ti...

Hoy amanece como mañana, pero nunca es hoy...

Y me asomo a la ventana del hombre que fui, sin conseguir ver nada de ti.
No está oscuro, solo veo manchas, puntos negros que caracolean las calles y que huelen a naftalina. Pútrido olor, serpentina de recuerdos, pero sin añoranza, sin vista atrás como los necios, sin el típico "si yo volviera al pasado, no haría..."
Escribo el presente sin nadie, pero cierro la ventana contigo; solos, en la habitación donde nunca pasa lo que pasaba.
Abro la puerta, salgo a la calle, pero solo junto a ti. Hace mucho tiempo que no abro más cerrojos que el tuyo.

viernes, 18 de mayo de 2012

Almudena Grandes y García Montero


Literatura y amor -por ese orden- definen a estos dos grandes escritores de la lengua española.
 Casados, pero no malogrados. Burgueses, pero no aburguesados. De mente abierta, locuaces, rebeldes y encantadores de serpientes. 
No son medias naranjas, son naranjas enteras. Cada uno subsiste con su propia idiosincrasia, sin necesitar al otro para desarrollar su arte. Dominadores del espectro literario, ejemplo de combatientes contra la decadencia cultural de España. 

Nunca se ha leído tanto y tan mal en la era de la información. Los libros se reducen a marcas y autores desdibujados, opacos, sin mayor interés que vender "churros" y carnaza para un lector carnívoro, que no mastica. Ya no sorprenden, no enseñan, sólo intentan hacer circular su literatura, de forma paralela, a los canales de circulación del capital.

Por eso, Almudena y Luis nos ofrecen párrafos preñados de cercanía, memoria, verdades difíciles de decir e ideas sin momificar. Su literatura repugna al conservador, escandaliza al cura y molesta al conformista. 

Mañana, día 19 de Mayo de 2012, en la ciudad de Sevilla, los veremos  por separado, rodeados y anunciando sus obras. En la Plaza Nueva no olerá a incienso ni a la rancia humedad de las iglesias metropolitanas, sólo el olor a papel y libertad. 

En fin, jornada intensa de literatura y amor. No se puede pedir más.

lunes, 14 de mayo de 2012

Así eres tú, así te veo yo.

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Es tan simple como decir que eres Guapa. No digo estas palabras por escribirlas sin más, sino porque es así, y punto. Y lo eres por tu piel tan suave, por tu pelo descolocado, tu culo como una ciruela, tan bien puesto, y tu naricilla. Y todo eso me vuelve loco.

Es tan simple como decir que eres Preciosa. Te escribo con el corazón, con la cabeza y con el gusto. Me encantan tus gestos, cuando guiñas el ojo izquierdo y luego el derecho. Tus curvas almendradas, tus manos de pianista y tu cuello despejado, masticable.

Es tan simple como decir que eres Linda. Espero describirte con naturalidad, sin los culteranismos que tanto detestas. Me gustas, me apasionan tus labios rojos después de besos en la calle, en el coche, en el parque. Cuando recitas me desarmas, cuando comes eres tan adorable... y tan encantadora cuando te explicas, cuando me escuchas y enseñas lo que sabes.

Es tan simple como decir que eres Sexy. Por todo lo anterior, y por tus impulsos calmados, tus ansias acaloradas cuando te acaloro. Tus mofletes son colorados, irresistibles, maduros y besables.

sábado, 28 de abril de 2012

Cuando vivamos juntos...

Nuestros días serán serenos y solemnes, sexuales y locos, divertidos y literarios, tiernos, arrebatadores y ninguno igual al otro.
Cuando leamos juntos en el sofá de la esquina, sólo nuestros ojos hablarán sin decirse nada, y se dirán todo.
Y cuando los libros reposen en la mesita negra del salón, los sofás se quedarán desnudos de silencio.
Y lograré que te sientes en el velador de la cocina con las manos hacia atrás, apoyadas en la encimera, el pecho inclinado y la cintura curva; mi brazo te recorre la espalda mientras beso tu cuello y caracoleo en tu oído. Y no se van tus dedos a otro lugar que al jardín de mis delicias... y sabes que salto, que me retuerzo, descanso.
Y me vengo en tus rodillas, en tu barriga, en tus costados, y es mi lengua la que cobra los besos robados, y tu piel la que recibe los amasijos de ternura de mi corazón desencajado... como mi mandíbula, insertada en tus piernas, mordiendo tus rincones más tapados. Y con tu sexo espero y desespero, sudados, con nervio, húmedos, empalmados...
Caerá el agua de la ducha, fuerte, cuan borrasca huracanada, y las paredes retumban...
Llaman a la puerta. Es la policía. Los vecinos se hartan.

miércoles, 25 de abril de 2012

Mañana no será lo que dios quiera.

No es un homenaje a Ángel González y su literatura; son sus ideas.
Todas ellas calan y doblegan los corazones más tercos, las mentes más turbias y los ojos más ciegos. 

Todos los que nos sentimos republicanos encontramos en esta obra del profesor Montero más que un aprendizaje. No es biografía, es un marco de referencia para acercarnos a los secretos más vivos de la Carpeta Azul de Ángel (Y no digo don, porque así llamaba a los curas de mi infancia). 

Aquí, en entre sus tapas duras, se respira la pedagogía de los maestros de la  ILE, la ilusión de una década, el olor a pólvora de los obuses de la guerra, la intoxicación sexual de una época... Y entre todo eso, ríos de tinta de un hombre con barba enroscada y plata para ocultar su pequeño mentón. Poemas, perfectos nombres técnicos de insectos, palabras que definen el amor con la precisión de un cirujano, y una voz tamizada con suaves caramelos de menta que no ocultan su ronquera de fumador.

García Montero no adula al maestro de Vetusta, no es su estilo, no sería serio. Lo describe tal cual es, sin arremolinar adjetivos hueros, vacíos por sí solos. Pero me quedo con una frase del Catedrático de Literatura: "Cuando bebe,  a Ángel se le sube el alcohol a los pies". Es una forma de ejemplificar la facilidad de un hombre para mantener la cabeza fría, que recuerda a su padre sólo por la voz, que vio entrar bombas en su casa y sintió en sus carnes el hambre de la libertad.

domingo, 22 de abril de 2012

Besos, bocas...

Hundo en tus ojos mi vida
y quiero en mis ojos la tuya.

A veces nazco de la muerte y 
muero en la discordia de tu silencio.

Pero vuelvo a nacer de ti, de tu boca
roja, quemada, invernal.

Y nacen mis labios
morados, secos, enquistados.

Y pruebo tus labios
bermellones, húmedos, primaverales.

Y mi boca ya no está
ensangrentada, áspera, arrugada.

Y me conformo con gatear, ir a rastras;
pero enséñame a andar hoy, siempre, mañana.

jueves, 19 de abril de 2012

Contra los postulados racionalistas

Pasando de los postulados neoplatónicos de Marsilio Ficino, y de las arbitrariedades racionalistas, empíricas y pseudoroussonianas, me posiciono en la vanguardia de la sensibilidad; pero más parecida a la que nos legó Shelley, que la que Byron plumificaba en sus escritos.

Bastiones de sentimientos exaltados desde las pasiones del alma. Carros herrados de oro, berlinas de 1300 chelines, cocheros con librea, látigos de cuero, y ruedas pisando fangos del cementerio donde enterramos a la diosa razón; ¡Tan puta como las meretrices del rey de Prusia!

Palos de la madera más dura de los montes Transilvanos, todo para sepultar mi materialismo más contumaz. Pocos salpicones de racionalismo quedan todavía en mi entendimiento; limpiados con los recuerdos de tu mirada, de las delicias de tu lengua dislocada en las comisuras de mi cuerpo.

Ojos clavados en los textos más intensos de la racionalidad, deseosos de leer la cordura de la locura más extrema. Sólo mi rabia, mi pecho saliente, avanzan con los impulsos de tu lógica aplastante, de la lógica de los besos más húmedos de cada rincón.


Nunca creí que mi duelo con el racionalismo fuese vencido contigo. Con tus manos desencajadas, voladoras, trepadoras de las enredaderas del romanticismo más vespertino, posicionadas en el corazón más pétreo, romo y apagado.

Luces, amanecer, tempestad, sentidos.

Fuera de lo frondoso


Ya no hay espesura; los hilos filomitológicos de Céfiro hicieron su trabajo.
Ya me quedas sólo tú, y el valor de tu hondura.
Quiero tu imagen accesible, permeable, cualificada.
No quiero la cantidad de la monotonía, sólo quiero tu voz clavada.
Pero permíteme el derecho a sentirme humano y disfrutar de tu mirada penetrante,
constante, dominadora de todas las imágenes.
Quiero tu tiempo, tu vida, tu sangre... y sentirte mía a cada instante.

Amores que son...

Son los amores... párvulos, ingenuos, diurnos.

Son los amores... díscolos, cobardes, nocturnos.

Son los amores... sofisticados, anárquicos, tormentosos.

Son los amores... tercos, febriles, monstruosos.

Son los amores... regios, reposados, toscos.

En lo frondoso

A pesar de todo lo pasado, sigo en el pasado.

Me cuesta el presente. Me cuestas en el presente.

Tumbado en la espesura y la mirada perdida.

Siempre estás a lo lejos y se refleja tu sombra; brusquedad, corazones, mariposas negras.

A mi pequeña grande

Eres grande y accesible...
y tus entrañas cualificadas

Eres grande e inalcanzable...
por los kilómetros de la distancia.

Eres grande y actualizada...
y tu mente abierta desde el sol de la mañana.

Eres grande y motorizada...
y tus miembros el norte me señalan.

Eres grande y penetrable...
y en tu interior mis ojos no comparan.

Eres grande e indivisible...
y siendo muda no te callas.